Dicen que había seis ancianos sabios ciegos y que empleaban el sentido del tacto para experimentar y conocer las diferentes situaciones, seres y objetos del mundo. Ninguno de ellos había visto jamás un elefante, y tras saber que su rey tenía uno le solicitaron con respeto poder conocerlo. El monarca quiso concederles su petición y los llevó ante el animal, consintiendo que los ancianos se acercaran y lo palparan.
Los sabios se aproximaron al paquidermo y, por turnos, tocaron al elefante para saber cómo era dicho ser.
El primero le tocó un colmillo, y consideró que el elefante era liso y agudo cual lanza. El segundo sabio se aproximó y tocó la cola del elefante, alegando que en realidad era más bien como una cuerda. El tercero entraría en contacto la trompa, declarando que el animal se parecía más a una serpiente. El cuarto dijo que los demás debían estar equivocados, ya que tras recorrer la rodilla del elefante llegó a la conclusión de que se trataba de algo semejante a un árbol. El quinto los criticó al tocar la oreja del elefante, valorando que se parecía a un abanico. Por último el sexto anciano llegó a la conclusión de que en realidad el animal era como una gran pared rugosa, al haber tocar su lomo.
Como no llegaban a un acuerdo recurrieron a un sabio que podía ver, este les hizo ver que realmente todos ellos tenían parte de la razón, puesto que habían estado describiendo una única parte del conjunto del animal, a la vez que aún sin equivocarse ninguno de ellos había podido conocerlo en su totalidad.
Y yo te pregunto, ante un conflicto que estés viviendo ahora mismo, ¿qué realidad ves tú?, ¿qué ve la otra persona?.