El apego ansioso ambivalente es uno de los cuatro tipos de apego que existen, según la teoría de John Bowlby. Sus características principales son la inseguridad y el miedo al abandono. A los niños con este tipo de apego les incomoda la presencia de extraños, lloran ante la ausencia de sus progenitores y, cuando estos regresan, no siempre se calman e incluso los rechazan.
Se trata de un tipo de apego en el que la expresión de emociones o sentimientos oscila entre dos polos opuestos: estabilidad e inestabilidad, amor y odio o seguridad e inseguridad. El origen de esta ambivalencia se encuentra en el cuidado.
En los niños que presentan un apego ansioso ambivalente es común que se haya producido una interacción cuidador-niño intermitente. Es decir, el cuidador del bebé no siempre está disponible o su respuesta es inconsistente o tardía. Por ejemplo, ante el llanto del bebé, puede que no siempre le atiendan o incluso reaccionen con miedo o rabia.
Los niños perciben la conducta de su cuidador como imprevisible y esto les lleva a buscar en mayor medida su aprobación y a temer que les abandonen. Así, exploran la realidad de forma poco relajada y siempre intentan estar cerca de su figura de apego.
Es necesario recordar que el apego es un vínculo que se produce entre el bebé y su cuidador durante los primeros años de vida. Además del apego ansioso ambivalente, existen otros tres tipos de apego:
- El apego seguro
- El apego ansioso-evitativo
- El apego desorganizado
El origen de estos tres apegos está en la infancia pero, al igual que el ansioso ambivalente, se traslada o tiene repercusión en la vida adulta. De este modo, es común que personas que han desarrollado apego se sientan inseguras o ansiosas en sus relaciones familiares o de pareja y que generen dependencia emocional.
Características del apego ansioso ambivalente
Entre las características que definen el apego ansioso ambivalente encontramos:
- Falta de autoestima: es común la presencia de una autoestima baja, insegura y muy vinculada a la forma en que les tratan o les perciben los demás.
- Presencia de relaciones tóxicas: la relación ambivalente que hubo entre el cuidador y el bebé se traslada a la vida adulta. Hay más posibilidades de involucrarse en relaciones interpersonales inestables con conflictos emocionales. También es frecuente caer en relaciones tóxicas, donde la otra persona solo está disponible de forma ocasional.
- Inestabilidad emocional: las personas con apego ansioso ambivalente, en muchos casos, presentan un bajo grado de control emocional y, con frecuencia, culpabilizan a los demás de sus problemas y emociones negativas.
- Ambivalencia hacia otras personas: en el caso de los niños, aunque buscan por todos los medios ser el centro de atención de sus padres, una vez que lo consiguen, muestran su enfado o guardan distancia. Esta tendencia se prolonga hasta la vida adulta y, en ocasiones, se extiende hasta la manipulación emocional.
¿Cómo tratar el apego ansioso ambivalente?
El apego se desarrolla en la infancia y se traslada a la vida adulta, pero eso no quiere decir que sea imposible modificarlo o tratarlo. Alguien con apego ansioso ambivalente puede aprender de las conductas de apego seguro que le proporcionen otras personas en sus relaciones interpersonales. También puede trabajar en psicoterapia, para desarrollar estrategias que le den seguridad a la hora de interactuar con los demás.
El principal objetivo del tratamiento psicológico es que el paciente evolucione hacia un estilo relacional más seguro. Para ello, es importante conseguir que la persona tome conciencia sobre sus necesidades y que no siempre tenga que recurrir a terceros para satisfacerlas.
Otro foco de trabajo de la terapia consiste en explicar al paciente que la ausencia física de una persona no significa que no esté presente o que no vaya a regresar. En las sesiones de terapia se trabaja con el paciente su miedo al abandono y se le dota de herramientas para que sea menos dependiente emocionalmente y pueda explorar el mundo con una mayor seguridad en sí mismo.
Fuente: UNIR.