«Desde hace un tiempo he decidido conocerme y cuidarme, estoy aprendiendo muchas cosas de mi y me estoy dedicando mi espacio, pero, en ocasiones me siento muy culpable, es como si le estuviera robando tiempo a otras personas y no se si estoy haciendo bien. Beatriz, ¿soy una egoísta?.»
Pilar
Respuesta:
«Hola Pilar!
Este es un tema que comento en muchas de mis formaciones, estamos tan acostumbrados a estar disponibles, con nuestra mejor actitud y nuestra mejor sonrisa, para todas las personas que cuando queremos dedicarnos tiempo a nosotros mismos nos da muchísimo pudor y nos acompaña el sentimiento de culpa, ¡qué mal enfocada está nuestra prioridad!.
Para que lo puedas ver muy claro te pongo un ejemplo: imagínate que un cuidador o cuidadora, que trabaja con niños, mayores, adultos, en cubrir sus necesidades, tiene un accidente y se cae por una escalera rompiéndose una pierna y una muñeca, en esas condiciones ¿qué le aconsejarías, que se cuidara y volviera al trabajo cuando estuviera realmente bien, o que de inmediato fuera a trabajar?, seguramente le aconsejarías la segunda opción, y ¡cuántas veces hemos tenido fracturas emocionales y hemos seguido cubriendo las necesidades de otros como si no pasara nada!, ¡claro!, estas fracturas no son tan evidentes, pero están ahí, haciéndonos sufrir y frenando que seamos nuestra mejor versión.
Te lo planteo con datos todavía más objetivos, la semana pasada ¿cuántas horas dedicaste a cubrir las necesidades de tu jefe, compañeros, en definitiva, de tu trabajo, unas ocho al día?, eso hace unos 40 a la semana… y ¿cuántas horas dedicaste en cubrir las necesidades de tus hijos, unas cinco al día?, eso son 35 a la semana… ¿y en cubrir las necesidades de amigos, padres u otros conocidos?, ¿cuántas horas de la semana te salen en total?, ¿unas 200?.
¡Perfecto!, ahora viene el otro lado, ¿cuántas horas dedicaste a cubrir tus necesidades, 4, 6, 10?, no es cuestión de que las horas dedicadas a los demás o a mi entren en competición, pero sí que comencemos a ser conscientes de que no estamos haciendo nada malo dedicando tiempo a estar bien -llamémosle autoconocimiento, ejercicio físico, momentos de relajación, pasear, cada uno encontrará su forma- ya que yo soy el único protagonista real de mi vida y si no estoy yo bien no puedo dar lo mejor de m a los demás.
Además, como has visto, si me pongo a computar las horas dedicadas a los otros con las que me dedico a mí mismo, a la conciencia –ese loro muchas veces machacante- la puedo dejar bien, bien muda y sin argumentos.
¡Un fuerte abrazo!»
Beatriz Troyano Díaz.
Directora de la Escuela Europea de Habilidades Sociales & Remodelatuvida.