¡Qué importante es la intervención temprana! y, de verdad, no he sido consciente de la tremenda importancia que tiene la intervención temprana en los casos de hipoacusia (sordera) infantil hasta que no he leído el artículo de Monsalve, A., & Núñez, F. (2006), La importancia del diagnóstico e intervención temprana para el desarrollo de los niños sordos: Los programas de detección precoz de la hipocausia y que te paso a resumir a continuación animándote, por supuesto, a que leas el artículo referenciado diréctamente.
El motivo de éste post es dar más visibilidad al problema, pudiendo así encontrar soluciones más eficientes y eficaces.
Tal y como nos plantea el artículo (Monsalve, A. y Núñez, F., 2006), la sordera infantil, hipoacusia o deficiencia auditiva es un grave problema debido, no sólo a la merma de capacidades lingüísticas de la primera etapa de la infancia, sino también a los problemas que ello genera en la etapa adulta llegando a provocar, además de retrasos en el aprendizaje, problemas adaptativos laborales e incluso aislamiento social.
La hipoacusia afecta al 5 % de la población mundial y se considera indiscutible que crecer sin un lenguaje conlleva muchas alteraciones asociadas que, de no ser detectadas de forma temprana, degenerará en plurideficiencias y en un grave empobrecimiento cognitivo.
La detección precoz, la evaluación global y la intervención a través de equipos multidisciplinares son cruciales para poder dar solución a un problema cuya edad media de diagnóstico se sitúa en los 3 años, momento en el que el niño ya ha estado aislado del mundo auditivo o infraestimulado.
DETECCIÓN Y DIAGNÓSTICO PRECOZ.
Las principales causas de hipoacusia (disminución de la percepción auditiva) son genéticas (el 35% – 50 %), adquiridas y/o malformativas y la responsabilidad de su detección precoz corresponde a una correcta política sanitaria.
A través de una observación del comportamiento, que podrían realizar los padres, se ha visto que la edad media de identificación es de 2 años y medio de edad, momento en el que los padres sospechan que pueda existir un problema, se lo trasladan al pediatra y éste comienza la gestión del diagnóstico e intervención.
Sin embargo, hoy en día existen pruebas no invasivas que adelantan el diagnóstico e intervención, ya que se pueden realizar en neonatos (bebés de cuatro semanas o menos) como el PEATC (técnica de los potenciales auditivos troncoencefálicos) o las OEA (otoemisiones acústicas).
En España ha sido la Comisión para la Detección Precoz de la Hipoacusia (CODEPEH) quien en 1996 elaboró un protocolo para la detección y diagnóstico antes de los seis meses, con intervención urgente y tratamiento logopédico inmediato.
En el año 2010 actualizó sus recomendaciones (Trinidad-Ramos, G. et al., 2010) dejando constancia del reto todavía existente para llegar al cribado universal y señalando la importancia de continuar con: los protocolos de cribado, la dotación de profesionales tanto para las pruebas diagnósticas como para las adaptaciones de audioprótesis (como los implantes cocleares), el seguimiento de un protocolo de diagnóstico que facilite la eficiencia, el necesario seguimiento tras las intervenciones y el cuidado en la mejora continua de la calidad del protocolo.
LA NECESIDAD DE UNA INTERVENCIÓN TEMPRANA.
A nivel personal y social ésta enfermedad conlleva un elevado coste en educación especial y prestaciones sociales, por lo que, en principio, está clara la necesidad de una intervención temprana, sin embargo, los datos que nos proporcionan Monsalve, A. y Núñez, F. (2006) en su artículo dejan más clara la urgencia de una política sanitaria para la detección precoz de la hipoacusia:
1) La propia naturaleza humana establece unos períodos críticos tras los cuales no será posible recuperar lo no desarrollado. Hay autores que consideran que la madurez en el lenguaje se obtiene desde los 0 a los 3 o 6 años (según los autores), si éste proceso no se ha producido no sólo estamos limitando la capacidad de oír y hablar, también del resto de capacidades que la plasticidad neuronal de un estímulo permite en el desarrollo normal de la corteza cerebral.
2) Investigaciones realizadas muestran que la cóclea (el órgano de la audición) del bebé recibe información ya en el último trimestre del embarazo, por lo que una intervención temprana no interrumpiría éste proceso.
3) Varios estudios demuestran que una alteración fonológica influirá de forma negativa en la memoria de trabajo, es decir, repercutirá, a lo largo de toda su vida, en las estructuras que almacenan la memoria y elaboran la información.
4) Pese a los avances tecnológicos existentes para las personas que presentan hipoacusia, la maduración tardía de sus capacidades (como su nivel lector) hace que el aprovechamiento de dichos avances sea ínfimo.
Se ha demostrado que una detección precoz y el éxito de los implantes cocleares ha conseguido que niños prelocutivos (antes de aprender a hablar) evolucionen de la misma manera que niños con audición normal, de manera que se empieza a hablar de habilitación, para la mejora en las habilidades auditivas, en lugar de rehabilitación, avance muy importante a nivel individual y social.
LA PUESTA EN MARCHA DE PROGRAMAS DE DETECCIÓN PRECOZ.
Como ya se ha mencionado anteriormente la técnica de los potenciales auditivos troncoencefálicos (PEATC), o las otoemisiones acústicas (OEA), han demostrado su éxito en la detección precoz objetiva en neonatos.
A su vez que la OEA sea una prueba rápida, sencilla y económica que facilitaría el cribado universal que persiguen tanto la CODEPEH, desde 1996, en España como el “European Consensus Development Conference on Neonatal Hearing Screening” en su firma en 1998.
De ésta manera, gracias a los programas de detección precoz, ésta discapacidad crónica que la OMS ubica en el tercer lugar de las patologías que conllevan años de vida con discapacidad, podría no ser tratada desde la rehabilitación auditiva, como ocurre en la actualidad, y poder mejorar su deficiencia sensorial, generar una mejor calidad de vida de la persona afectada, su entorno y la sociedad.
Beatriz Troyano Díaz..
Directora Escuela Europea de Habilidades Sociales & Remodelatuvida.
REFERENCIAS.
Monsalve, A., & Núñez, F. (2006). La importancia del diagnóstico e intervención temprana para el desarrollo de los niños sordos: Los programas de detección precoz de la hipocausia. Psychosocial Intervention, 15 (1), 7 – 28.
Trinidad- Ramos, G., De Aguilar, V., Jaudenes- Casaubón, C., Núñez- Batalla, F., & Sequí- Canet, J. (2010). Recomendaciones de la Comisión para la Detección Precoz de la Hipoacusia (CODEPEH) para 2010. Acta Otorrinolaringológica Española, (págs. 69- 77).