Según las conclusiones de un estudio que acaba de finalizarse en la Universidad de Tampere (Finlandia), si creemos que una persona nos está mintiendo y le miramos a los ojos, con toda probabilidad terminará bajando la guardia y sincerándose. Para comprobar ésta teoría los investigadores propusieron a un grupo de personas jugar a un juego de ordenador en que debían mentir al contrario.
En alguno de los niveles el jugador debía mirar al oponente, en otros debía mirar hacia la pantalla. Una vez finalizado el experimento se demostró que cuando les tocaba mirar a los ojos del oponente disminuían las mentiras que decían. Así la investigación sugiere que mantener el contacto visual, si estamos en búsqueda de la verdad, si sería un aliado para nosotros.
Se cree que el origen viene de la interacción madre-hijo al nacer, ésta interacción se basa en el contacto visual, por lo que cuando una madre rompe el contacto, los bebés lo asocian con desaprobación y paulatinamente vamos asociando éste sentimiento al contacto visual, o su ausencia, con los demás.